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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 26:8

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

—Hoy ha puesto Dios en tus manos a tu enemigo —dijo Abisay a David—. Déjame matarlo. De un solo golpe de lanza lo dejaré clavado en el suelo. ¡Y no tendré que rematarlo!

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16 Referencias Cruzadas  

y estos dijeron: —En verdad, hoy se cumple la promesa que te hizo el Señor cuando te dijo: “Yo pondré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él lo que mejor te parezca”. David se levantó sin hacer ruido y cortó el borde del manto de Saúl.

Que el Señor pague a cada uno según su rectitud y lealtad, pues hoy él lo había puesto a usted en mis manos, pero yo ni siquiera me atreví a tocar al ungido del Señor.

David se estableció en los refugios del desierto, en los áridos cerros de Zif. Día tras día Saúl lo buscaba, pero Dios no lo entregó en sus manos.

Cuando Judá atacó, el Señor entregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos. En Bézec derrotaron a diez mil hombres.

El Señor les dio paz en todo el territorio, cumpliendo así la promesa hecha años atrás a sus antepasados. Ninguno de sus enemigos pudo hacer frente a los israelitas, pues el Señor entregó en sus manos a cada uno de los que se les oponían.

¿Cómo podría un hombre perseguir a mil si su Roca no los hubiera vendido? ¿Cómo podrían dos hacer huir a diez mil si el Señor no los hubiera entregado?

En fin, Dios ha sujetado a todos a la desobediencia, con el fin de tener misericordia de todos.

¿Qué traman contra el Señor? Él desbaratará sus planes; la calamidad no se repetirá.

No me entregaste al enemigo, sino que me pusiste en lugar espacioso.

David y Abisay llegaron esa noche y vieron a Saúl dormido en medio del campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera. Abner y el ejército estaban acostados a su alrededor.

—¡No lo mates! —exclamó David—. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor?

Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: —¿Cómo se atreve este perro muerto a maldecir a mi señor el rey? ¡Déjeme que vaya y le corte la cabeza!

Y allí en Mizpa, Johanán, hijo de Carea, propuso en secreto a Guedalías: —Déjame ir a matar a Ismael, hijo de Netanías. ¡Nadie tiene que enterarse! ¿Por qué vamos a permitir que te asesine? Eso causaría la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor y acabaría con el remanente de Judá.

Pero le remordió la conciencia por lo que había hecho




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