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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 26:21

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

—¡He pecado! —exclamó Saúl—. Regresa, David, hijo mío. Ya no voy a hacerte daño. Tú has valorado hoy mi vida; yo, en cambio, he sido un necio y me he portado muy mal.

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16 Referencias Cruzadas  

—Has actuado mejor que yo —continuó Saúl—. Me has devuelto bien por mal.

—¡He pecado! —admitió Saúl—. He desobedecido la orden del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso.

Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón para decirles: —Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras yo y también mi pueblo hemos actuado mal.

—He pecado —dijo—, porque he entregado a la muerte a un inocente. —¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!

—¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los jefes de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para que yo adore al Señor tu Dios.

Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.

Tal rescate es muy costoso; ningún pago es suficiente

En efecto, cuando Saúl se enteró de que David había huido a Gat, dejó de perseguirlo.

Sin embargo, así como hoy valoré la vida de usted, quiera el Señor valorar mi propia vida y librarme de toda angustia.

Además, cada vez que los comandantes filisteos salían a campaña, David los enfrentaba con más éxito que los otros oficiales de Saúl. Por eso llegó a ser muy famoso.

Balán dijo al ángel del Señor: —He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.

David respondió: —Su Majestad, aquí está su lanza. Mande usted a uno de sus criados a recogerla.

Los librará de la opresión y la violencia, porque considera valiosa su vida.

—¡Te has portado como un necio! —respondió Samuel—. No has cumplido el mandamiento que te dio el Señor tu Dios. El Señor habría establecido tu reino sobre Israel para siempre,

Por tercera vez el rey envió a un capitán con otros cincuenta soldados. Cuando este llegó hasta donde estaba Elías, se puso de rodillas delante de él y le imploró: —Hombre de Dios, le ruego que respete mi vida y la de estos cincuenta servidores suyos.

Sé bien que cayó fuego del cielo y consumió a los dos primeros capitanes y a sus soldados. Por eso le pido ahora que respete mi vida.




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