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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 24:9

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

y dijo: —¿Por qué hace caso usted a los que dicen que yo quiero hacerle daño?

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19 Referencias Cruzadas  

Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen.

También la lengua es un fuego, un mundo de maldad entre nuestros órganos. Contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende fuego a todo el curso de la vida.

La lengua mentirosa odia a sus víctimas; la boca lisonjera lleva a la ruina.

Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras.

Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser.

El malvado hace caso a los labios impíos y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa.

El perverso provoca contiendas y el chismoso divide a los buenos amigos.

Cuando sus gobernantes sean arrojados desde los despeñaderos, sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.

Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo reduciré al silencio; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

Majestad, señor mío, le ruego que escuche mis palabras. Si quien lo mueve a usted en mi contra es el Señor, una ofrenda bastará para aplacarlo. Pero si son los hombres, ¡que el Señor los maldiga! Hoy me expulsan de esta tierra, que es la herencia del Señor, y me dicen: “¡Vete a servir a otros dioses!”.

»No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor.

David huyó de Nayot de Ramá y fue adonde estaba Jonatán. —¿Qué he hecho yo? —preguntó—. ¿Qué crimen o delito he cometido contra tu padre, para que él quiera matarme?

David salió de la cueva y gritó: —¡Majestad, señor mío! Saúl miró hacia atrás y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó

Usted podrá ver con sus propios ojos que hoy mismo, en esta cueva, el Señor lo había entregado en mis manos. Mis hombres me incitaban a que lo matara, pero yo respeté su vida y dije: “No puedo alzar la mano contra el rey, porque es el ungido del Señor”.

¿Por qué persigue mi señor a este siervo suyo? ¿Qué le he hecho? ¿Qué delito he cometido?

A su vez, Jeremías preguntó al rey Sedequías: —¿Qué crimen he cometido contra usted, o contra sus ministros o este pueblo, para que me hayan encarcelado?

En cuanto el criado se fue, David salió de su escondite y luego se postró tres veces con su rostro en tierra. Enseguida se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó.




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