Así que David consultó al Señor y este respondió: —No los ataques de frente, sino rodéalos hasta llegar a los árboles de bálsamo y entonces atácalos por la retaguardia.
Así que David consultó al Señor: —¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi poder? —Atácalos —respondió el Señor—; te aseguro que los entregaré en tus manos.
David consultó al Señor: —¿Debo perseguir a esa banda de saqueadores? ¿Los voy a alcanzar? —Persíguelos —respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos y rescatarás a los cautivos.
Así que David consultó a Dios: —¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi poder? —Atácalos —respondió el Señor—, pues yo los entregaré en tus manos.
Se presentará ante el sacerdote Eleazar, quien mediante el urim consultará al Señor. Cuando Josué ordene salir, la comunidad entera saldrá con él y, cuando le ordene volver, volverá.
Pasado algún tiempo, David consultó al Señor: —¿Debo ir a alguna de las ciudades de Judá? —Sí, debes ir —respondió el Señor. —¿Y a qué ciudad quieres que vaya? —A Hebrón.