Pero como al día siguiente, que era el segundo del mes, el puesto de David seguía desocupado, Saúl preguntó a Jonatán: —¿Cómo es que ni ayer ni hoy vino el hijo de Isaí a la comida?
—Sabes —dijo David—, mañana es la fiesta de luna nueva y se supone que yo debo sentarme a la mesa para comer con el rey. Pues bien, deja que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde.