como lo eran las polainas que protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro.
David contestó: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien has desafiado.
El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, en cada uno de los cuales se emplearon seiscientos siclos de oro.
Llevaba en la cabeza un casco de bronce y su coraza, que pesaba cinco mil siclos, y que también era de bronce,