Los israelitas desfallecían de hambre, pues Saúl había puesto al ejército bajo este juramento: «¡Maldito el que coma algo antes del anochecer, antes de que pueda vengarme de mis enemigos!». Así que aquel día ninguno de los soldados había probado bocado.
Se presentará ante el sacerdote Eleazar, quien mediante el urim consultará al Señor. Cuando Josué ordene salir, la comunidad entera saldrá con él y, cuando le ordene volver, volverá.
Por eso dice el Señor y Dios: «Miren, yo pongo en Sión una piedra probada, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que crea no se tambaleará.
Pero Samuel reclamó: —¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: —Pues, como vi que la gente se desbandaba, que tú no llegabas en el plazo indicado, y que los filisteos se habían juntado en Micmás,