En el momento en que Saúl terminaba de celebrar el sacrificio, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo y lo saludó.
Cuando Samuel llegó, Saúl dijo: —¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor.
Que al pasar nadie les diga: «La bendición del Señor sea con ustedes; los bendecimos en el nombre del Señor».
En eso llegó Booz desde Belén y saludó a los segadores: —¡Que el Señor esté con ustedes! —¡Que el Señor lo bendiga! —respondieron ellos.
Uno de los criados avisó a Abigaíl, la esposa de Nabal: «David envió desde el desierto unos mensajeros para saludar a nuestro amo, pero él los trató mal.