A continuación, Samuel explicó al pueblo las leyes del reino y las escribió en un libro que depositó ante el Señor. Luego mandó que todos regresaran a sus casas.
Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno:
por los reyes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida devota y digna.
«Tomen este libro de la Ley y pónganlo junto al arca del pacto del Señor su Dios. Allí permanecerá como testigo contra ustedes los israelitas,
Así que hazles caso, pero adviérteles claramente cómo el rey los tratará».
—¡Vengan! —dijo Samuel al pueblo—. Vamos a Guilgal para renovar el reino.
Luego Joyadá hizo un pacto entre el Señor, el rey y la gente para que fueran el pueblo del Señor; también hizo un pacto entre el rey y el pueblo.
Dicho esto, Josué les dio su bendición y los envió a sus hogares.