Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




1 Reyes 5:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

«Tú bien sabes que, debido a las guerras en que mi padre David se vio envuelto, no le fue posible construir un templo en honor al nombre del Señor su Dios. Tuvo que esperar hasta que el Señor sometiera a sus enemigos bajo su dominio.

Ver Capítulo Copiar

17 Referencias Cruzadas  

cuando Dios me dijo: “Tú no construirás un templo en honor de mi Nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado sangre”.

Pero el Señor me dijo: “Ante mis propios ojos has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras en la tierra; por eso no serás tú quien construya un templo en honor de mi Nombre.

Porque es necesario que Cristo reine hasta someter a todos sus enemigos a su dominio.

El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados y, bajo sus pies, quedarán hechos polvo —dice el Señor de los Ejércitos—.

Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies».

Le diste dominio sobre la obra de tus manos; todo lo pusiste bajo sus pies:

Cuando se los trajeron, Josué convocó a todo el ejército israelita y ordenó a todos los comandantes que lo habían acompañado: «Acérquense y písenles el cuello a estos reyes». Los comandantes obedecieron al instante.

Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.

Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en honor de mi Nombre”.

Puesto de pie, el rey David dijo: «Hermanos de mi pueblo, escúchenme. Yo tenía en mi corazón construir un templo para que en él reposara el arca del pacto del Señor nuestro Dios y sirviera como estrado de sus pies. Ya tenía todo listo para construirlo

el ciervo, la gacela, el venado, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.

los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, la ropa de los camareros y los coperos, y los holocaustos que ofrecía en el Templo del Señor, quedó muy impresionada.

A mi mesa se sentaban ciento cincuenta hombres, entre judíos y oficiales, sin contar a los que llegaban de países vecinos.

Era tarea de todos los días preparar un buey, seis ovejas escogidas y algunas aves; y cada diez días se traía vino en abundancia. Pero nunca utilicé el impuesto que me correspondía como gobernador, porque ya el pueblo tenía una carga muy pesada.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios