Practiquen la hospitalidad entre ustedes sin quejarse.
No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad.
Háganlo todo sin quejas ni contiendas,
No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado.
Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario y capaz de enseñar.
No se quejen unos de otros, hermanos, para que no sean juzgados. ¡El Juez ya está a la puerta!
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
Sin embargo, no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no sea por obligación, sino espontáneo.
Saludos de parte de Gayo, de cuya hospitalidad disfrutamos yo y toda la iglesia de este lugar. También mandan saludos Erasto, que es el tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto.
Cuando ya el criado había bebido, ella dijo: —Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran.