Aunque otros no me reconozcan como apóstol, para ustedes sí lo soy. Porque ustedes mismos son el sello de mi apostolado en el Señor.
Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros, se dieron constantemente entre ustedes.
Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Dios el Padre ha puesto sobre él su sello de aprobación.
El que lo recibe certifica que Dios es veraz.
para que se haga cargo del servicio apostólico que Judas dejó para irse al lugar que le correspondía».
Esta es mi defensa contra los que me critican: