Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en tres medidas de harina, hasta que hizo crecer toda la masa».
¡Todos ellos son adúlteros! Parecen un horno encendido cuyo fuego no hace falta atizar desde que el panadero prepara la harina hasta que la masa fermenta.
¿Acaso no saben ustedes que cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la justicia.