Boaz fue a sentarse a la puerta de la ciudad y cuando pasó el rescatador del que antes había hablado, lo llamó: —Oye, paisano, acércate y siéntate aquí. Él se acercó y se sentó.
Al caer la tarde los dos mensajeros llegaron a Sodoma. Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos se levantó para recibirlos, e inclinándose hasta el suelo,
Como Efrón, el hitita, estaba allí, entre ellos, contestó a Abrahán delante de sus paisanos hititas y de todos los que estaban reunidos a la puerta de la ciudad:
Se ponía temprano junto al camino de la entrada de la ciudad y a todo el que llegaba con algún pleito a pedir justicia al rey, Absalón lo llamaba y le preguntaba: «¿De qué ciudad eres?». Cuando el interpelado le respondía: «este siervo tuyo es de tal tribu de Israel»,
El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías ante ellos.
Pero si el cuñado no quiere casarse con su cuñada, ella recurrirá ante los ancianos que están en la puerta de la ciudad y les dirá: «Mi cuñado se niega a mantener viva en Israel la memoria de su hermano. Se niega a cumplir conmigo su deber de cuñado».
El homicida huirá a una de esas ciudades: se detendrá a la entrada de la puerta de la ciudad y expondrá su caso a los ancianos de la ciudad. Estos lo admitirán en su ciudad y le asignarán una casa para que habite con ellos.