Ya sabes que ese Boaz, con cuyas criadas has estado trabajando, es pariente nuestro y precisamente esta noche va a aventar la cebada en la era.
Al llegar a la era de Hatad, al otro lado del Jordán, celebraron una solemne ceremonia fúnebre. Allí José guardó luto por su padre durante siete días.
Noemí tenía, por parte de la familia de su marido Elimélec, un pariente rico e influyente llamado Boaz.
Boaz dijo a Rut: —Escucha, hija, no vayas a espigar a ningún otro campo; no te alejes de aquí y así podrás seguir con mis criadas.
Unos días después Noemí dijo a Rut: —Hija mía, quiero buscarte un hogar donde seas feliz.
Así que, lávate, perfúmate, arréglate bien y baja a la era. Pero no dejes que él te vea hasta que termine de comer y beber.