Boaz le dijo: —¡El Señor te bendiga, hija! Esta muestra de fidelidad supera aún a la anterior, pues no has pretendido a ningún joven, sea rico o pobre.
Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: —Andad y volveos a vuestra casa materna. Que el Señor os trate con la misma bondad que vosotras habéis demostrado con los difuntos y conmigo
Boaz le respondió: —Me han contado con todo detalle cómo te has portado con tu suegra después de la muerte de tu marido y cómo has dejado a tus padres y tu país natal, para venir a un pueblo hasta ayer desconocido para ti.
Noemí dijo a su nuera: —¡El Señor lo bendiga, pues él se mantiene fiel a los vivos y a los muertos! Y Noemí añadió: —Ese hombre es pariente nuestro y uno de nuestros rescatadores legales.