Cuando Noemí se enteró de que el Señor había bendecido a su pueblo, proporcionándole pan, se dispuso a regresar con sus nueras desde las tierras de Moab.
Después Jacob hizo esta promesa: —Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que acabo de emprender, si me proporciona alimento para sustentarme y vestido con que cubrirme,
Y bendijo a José con estas palabras: Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy,
Reúne, pues, a los ancianos de Israel y diles: «El Señor, el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Os he visitado y he observado cómo os tratan los egipcios;
Como bajan la lluvia y la nieve del cielo y no vuelven sin antes empapar la tierra, preñarla de vida y hacerla germinar, para que dé simiente al que siembra y alimento al que ha de comer,
Así dice el Señor: En cuanto pasen setenta años en Babilonia, os visitaré y haré que se cumpla en vosotros mi promesa de bienestar, haciéndoos volver a este lugar.
se convertirá en propiedad de los supervivientes de Judá; allí apacentarán sus rebaños, y por la noche se alojarán en las casas de Ascalón. Porque intervendrá el Señor para favorecer a Judá y hacer que cambie su suerte.
y te destruirán junto con todos tus habitantes. No dejarán de ti piedra sobre piedra, porque no supiste reconocer el momento en que Dios quiso salvarte.
Portaos ejemplarmente entre los paganos, para que vuestras buenas acciones desmientan las calumnias de quienes os consideran malhechores, y puedan también ellos glorificar a Dios el día en que venga a visitarlos.
El Señor bendijo a Ana, que volvió a quedar embarazada y dio a luz tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el joven Samuel iba creciendo junto al Señor.