No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.
Al este, es decir, hacia la salida del sol, acamparán por escuadrones los que militen bajo el estandarte del campamento de Judá; su jefe es Naasón, hijo de Aminadab.
Su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso y un jarro de plata de setenta siclos, según el peso del siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la ofrenda de cereal;