Si una persona muere de repente cerca del nazareo, contaminará su cabello consagrado, por lo que deberá afeitar su cabeza el día de su purificación, es decir el día séptimo,
El día en que vuelvan al santuario y entren en el atrio interior para desempeñar su tarea, ofrecerán un sacrificio de expiación por ellos mismos —oráculo del Señor Dios—.
Y el que se purifica lavará sus ropas, se afeitará completamente, se bañará y quedará puro. Después podrá entrar en el campamento, pero vivirá siete días fuera de su tienda.
Entonces el nazareo afeitará su cabeza consagrada a la entrada de la Tienda del encuentro, tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que arde debajo del sacrificio de comunión.
Pablo se quedó todavía en Corinto durante bastante tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria junto con Priscila y Aquila. En Cencreas se había rapado la cabeza para cumplir una promesa que había hecho.