—Di a los israelitas: Cuando un hombre o una mujer es infiel al Señor, cometiendo un pecado en perjuicio de otro, se hace culpable.
El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
El que no tenga suficiente para una res de ganado menor, traerá al Señor como ofrenda de purificación por el pecado cometido dos tórtolas o dos pichones, el uno para ofrenda de purificación, y el otro para holocausto.
Cuando se presentaron ante los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en el país de Galaad, les hablaron así:
Dijo entonces Josué a Acán: —Hijo mío, da gloria al Señor, Dios de Israel, y ríndele alabanza; confiésame lo que has hecho, no me lo ocultes.