«Así dice el Señor: Voy a traer la desgracia sobre este lugar y sus habitantes; se cumplirán todas las maldiciones escritas en el libro que han leído ante el rey de Judá.
que esta agua que acarrea maldición penetre en tus entrañas y haga que se hinche tu vientre y se malogre tu criatura». Y la mujer contestará: «Amén, amén».
y vi a los muertos, tanto los humildes como los poderosos, que estaban de pie ante el trono. Entonces fueron abiertos los libros y también fue abierto otro libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones que tenían consignadas en los libros.