El rey Sedecías hizo un juramento a Jeremías, sin que nadie lo oyera: —¡Por vida del Señor, al que debemos la existencia, que no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que quieren quitarte la vida!
Pero ellos se postraron sobre sus rostros y dijeron: —Oh Dios, origen de toda vida, si ha sido uno solo el que pecó, ¿te enojarás contra toda la comunidad?
Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoread la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.
El Señor dijo a Moisés: —Mira, se acerca la hora de tu muerte. Llama a Josué y presentaos en la Tienda del encuentro, para que le dé mis órdenes. Moisés y Josué se presentaron,
Además, si en la tierra hemos tenido unos padres que nos han corregido y, sin embargo, los hemos respetado, ¿no deberemos, con mucha más razón, someternos al Padre sobrenatural si queremos tener vida?