Entonces Moisés ordenó a los magistrados de Israel: —Que cada uno de vosotros dé muerte a aquellos de los vuestros que hayan rendido culto a Baal-Peor.
Pero tienes que escoger entre el pueblo a hombres capacitados, temerosos de Dios, hombres en quienes puedas confiar, insobornables, y nombrarlos responsables de grupos de mil, de cien, de cincuenta y diez personas.
Y ese profeta o visionario deberá morir, porque os ha predicado que os rebeléis contra el Señor vuestro Dios que te sacó de Egipto y te liberó de la esclavitud. Así extirparás el mal de en medio de ti, pues ese profeta intentaba apartarte del camino que el Señor tu Dios te ha mandado seguir.