Balaán se levantó por la mañana y dijo a los dignatarios de Balac: —Retornad a vuestra tierra, porque el Señor no me deja ir con vosotros.
Pero Dios dijo a Balaán: —No vayas con ellos. Tú no debes maldecir a ese pueblo porque es un pueblo bendito.
Los dignatarios de Moab partieron y regresaron donde estaba Balac y le dijeron: —Balaán rehusó venir con nosotros.
porque no salieron a vuestro encuentro a recibiros con comida y bebida al camino, cuando cruzasteis por su territorio después de haber salido de Egipto. Además, pagaron a Balaán, hijo de Beor, de Petor, en Mesopotamia, para que te maldijese.