Es el pozo que cavaron los príncipes, excavado por los jefes del pueblo; con sus cetros lo cavaron, con sus propios cayados. Desde el desierto se dirigieron a Mataná;
Así pues, el sumo sacerdote Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, pusieron manos a la obra y reconstruyeron la Puerta de las Ovejas. La montaron y la consagraron y luego continuaron la obra de reconstrucción hasta la Torre de Ciento y hasta la Torre de Jananel, obra que también consagraron.
Pero tú quédate aquí conmigo, y te daré a conocer todos los estatutos, normas y decretos que deberás enseñarles, para que los observen en la tierra que les voy a dar en herencia.
Mas solo hay uno que es al mismo tiempo legislador y juez; solo uno que tiene poder para salvar y condenar. ¿Quién eres tú, entonces, para erigirte en juez del prójimo?