Tomó Moisés la vara que estaba ante el Señor, tal como se le había mandado
Y tú levanta tu vara y extiende la mano sobre el mar que se abrirá en dos para que los israelitas lo atraviesen pisando en seco.
Así que Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y emprendió el regreso a Egipto. En su mano llevaba la vara prodigiosa.
—¡Apartaos de esa comunidad pues la voy a aniquilar en este mismo instante! Pero ellos se postraron sobre sus rostros