y, junto con Aarón, reunió a la comunidad delante de la roca y dijo a los israelitas: —Oíd, rebeldes: ¿podremos hacer que brote para vosotros agua de esta roca?
Ellos contestaron: —Hemos tenido un sueño, y no tenemos quien nos lo interprete. José les respondió: —Dios es quien interpreta los sueños; contádmelos.
Yo estaré contigo allí, junto a la peña de Horeb; golpearás la peña y de ella manará agua para que el pueblo beba. Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel.
—Ha llegado el tiempo de que Aarón se reúna con sus antepasados, pues él no entrará en la tierra que yo he dado a los israelitas, por cuanto os rebelasteis contra mí en las aguas de Meribá.
Pero yo os digo: El que se enemiste con su hermano, será llevado a juicio; el que lo insulte será llevado ante el Consejo Supremo, y el que lo injurie gravemente se hará merecedor del fuego de la gehena.
Todos, en efecto, pecamos con frecuencia. Ahora bien, quien no sufre ningún desliz al hablar, es persona cabal, capaz de mantener a raya todo su cuerpo.