Serán tus ayudantes y tendrán a su cargo el servicio de la Tienda del encuentro incluyendo todas las tareas de la Tienda; ningún extraño se mezclará con vosotros.
Cuando la Morada haya de trasladarse, los levitas la desmontarán; y cuando haya de detenerse, los levitas la montarán; cualquier intruso que se arrogue ese derecho será condenado a muerte.
Los levitas, sin embargo, acamparán alrededor de la Morada del testimonio para que no se desate la cólera divina sobre la comunidad israelita; a ellos corresponde la custodia de la Morada del testimonio.
Ellos estarán a tu servicio y al servicio de la Tienda, pero no entrarán en contacto con los utensilios sagrados ni con el altar, no sea que muráis tanto vosotros como ellos.
De lo que corresponde al resto de los israelitas, tomarás una parte de cada cincuenta, tanto de las personas como de los bueyes, asnos, ovejas y demás animales; se lo darás todo a los levitas que tienen encomendado el servicio de la Morada del Señor.
Podrán, sí, asistir a sus hermanos levitas en la Tienda del encuentro para montar guardia, pero no realizarán ningún otro servicio. Estas serán las normas que tendrás en cuenta en relación con el ministerio de los levitas.
Pero el Señor castigó a la gente de Bet Semes por mirar el Arca del Señor, hiriendo a setenta de sus hombres. El pueblo hizo duelo por el duro castigo que el Señor le había infligido.