Y cuando un extranjero que resida entre vosotros, o se encuentre de paso entre vosotros, haga una ofrenda de olor grato al Señor, deberá proceder como vosotros.
—Habla a Aarón, a sus hijos y a todos los israelitas, y diles: Cualquier israelita o extranjero residente en Israel que presente su ofrenda como holocausto al Señor en cumplimiento de un voto o como ofrenda voluntaria,
Tampoco aceptarás estos animales de gente extranjera para ofrecerlos como el alimento de vuestro Dios, porque están mutilados, son defectuosos y no serán aceptados.
Tendréis un mismo estatuto para vosotros y para el residente extranjero. Esta será una norma perpetua, válida para todos vuestros descendientes. Tanto tú como el extranjero seréis iguales ante el Señor: