Remontaron el Négueb y llegaron hasta Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, del clan de los anaquitas. (Hebrón había sido fundada siete años antes que lo fuera Soán en Egipto).
Después de esto, David consultó al Señor: —¿Puedo ir a alguna ciudad de Judá? El Señor le contestó: —Sí. David preguntó: —¿A cuál debo ir? Y el Señor respondió: —A Hebrón.
Y un tal Jesbi Benob, de la raza de los gigantes, con una lanza de bronce que pesaba unos treinta y cinco kilos y una espada nueva, dijo que iba a matar a David.
¡Qué necios los cortesanos de Soán! Los consejeros del faraón desatinan. ¿Cómo osáis decir al faraón: somos descendientes de sabios, estirpe de reyes antiguos?
también vimos allí nefilitas (los descendientes de Anac provienen de los nefilitas). Nosotros, a su lado, teníamos la impresión de ser como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos.
sus habitantes son fuertes y de gran estatura, como los descendientes de los anaquitas, a los cuales ya conoces y de los que has oído decir: «¿Quién es capaz de hacer frente a los anaquitas?».
Además de Hebrón (que era ciudad de asilo para los homicidas) con sus correspondientes lugares de pasto, se asignaron a los descendientes de Aarón: Libná,