Tampoco me diste el beso de bienvenida; en cambio ella, desde que llegué, no ha cesado de besarme los pies.
Luego saludó a Raquel con un beso y rompió a llorar.
Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y rompieron juntos a llorar.
Y cuando alguien se le acercaba para arrodillarse ante él, Absalón le tendía la mano, lo levantaba y lo abrazaba.
El rey dijo: —Está bien. Que venga conmigo Quimeán y yo lo trataré como mejor te parezca, pues yo haré por ti todo lo que desees.
Judas, el traidor, les había dado esta contraseña: —Aquel a quien yo bese, ese es; apresadlo.
Saludaos, en fin, unos a otros con un beso fraterno. Os saludan, por su parte, todas las iglesias de Cristo.
Saludos de todos los hermanos; saludaos unos a otros con un beso fraterno.
Y vosotros, los padres, no hagáis de vuestros hijos unos resentidos; educadlos, más bien, instruidlos y corregidlos como lo haría el Señor.
Saludad con un beso fraterno a todos los hermanos.