Cuando Jesús acabó de hablar a la gente que lo escuchaba, entró en Cafarnaún.
En cambio, todo aquel que me oye, pero no actúa en consecuencia, puede compararse a un hombre que construyó una casa sin cimientos, sobre el suelo. Cuando el río se precipitó sobre ella, se vino abajo al instante y fue grande su ruina.