Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en una nube luminosa de donde procedía una voz que decía: —Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadlo.
—Si uno quiere venir conmigo y no está dispuesto a dejar padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas, e incluso a perder su propia vida, no podrá ser discípulo mío.
puede compararse a un hombre que para construir una casa cavó primero profundamente y puso los cimientos sobre la roca viva. Cuando luego se desbordó el río y se produjo una inundación, aquella casa resistió el embate de las aguas, porque estaba bien construida.
La semilla que cayó sobre piedras representa a los que escuchan el mensaje y lo reciben con alegría; pero son tan superficiales que, aunque de momento creen, en cuanto llegan las dificultades abandonan.
Otra parte, en fin, cayó en tierra fértil, y brotó y dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, Jesús añadió: —Quien pueda entender esto, que lo entienda.
Al oír esto, los judíos le dijeron: —Ahora estamos seguros de que estás endemoniado. Abrahán murió, los profetas murieron, ¿y tú dices que quien acepta tu mensaje jamás morirá?