Jesús continuó su camino. Al pasar vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en su puesto de recaudación de impuestos, y le dijo: —Sígueme. Mateo se levantó y lo siguió.
Al pasar, vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos, y le dijo: —Sígueme. Leví se levantó y lo siguió.
Después de esto, Jesús salió de allí y vio a un recaudador de impuestos llamado Leví, que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos. Le dijo: —Sígueme.
Cuando llegaron, subieron al piso en que se alojaban; eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
Así que Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas de la Iglesia, reconocieron que Dios me había confiado esta misión, y nos tendieron la mano a Bernabé y a mí en señal de acuerdo: ellos irían a los judíos y nosotros a los no judíos.