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Referencias Cruzadas

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Lucas 5:12

La Palabra (versión española)

En uno de los pueblos por donde pasaba Jesús, había un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró rostro en tierra y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

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27 Referencias Cruzadas  

¿Acaso hay algo imposible para el Señor? El año que viene por estas fechas volveré a visitarte y Sara habrá tenido un hijo.

Al verlo, toda la gente cayó en tierra, exclamando: —¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre muy apreciado y distinguido por su rey, pues el Señor había dado la victoria a Siria valiéndose de él. Este hombre, que era un valiente guerrero, tenía lepra.

¡Ahora la lepra de Naamán se os pegará para siempre a ti y tus descendientes! Y cuando Guejazí salió de allí llevaba la piel blanca como la nieve.

A la entrada de la ciudad había cuatro leprosos comentando entre sí: —¿Qué hacemos sentados aquí, esperando la muerte?

Al levantar la vista, David vio al ángel del Señor entre la tierra y el cielo, empuñando su espada desenvainada y extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de sayal, cayeron rostro en tierra,

Invócame en tiempo de angustia, yo te salvaré y tú me darás gloria».

Me llamará y le responderé, estaré con él en la angustia, lo libraré y lo engrandeceré;

Y continuó diciendo el Señor: —Mete tu mano en el pecho. Así lo hizo Moisés y, cuando la sacó, estaba cubierta de lepra, blanca como la nieve.

Pero si la carne viva cambia de nuevo y se vuelve blanca, entonces el enfermo vendrá al sacerdote,

Salió fuego de la presencia del Señor y consumió el holocausto y la grasa que estaba sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.

Estaba Jesús en Betania, en casa de un tal Simón, a quien llamaban el leproso,

Cuando entró en casa, los ciegos se le acercaron y Jesús les preguntó: —¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le contestaron: —Sí, Señor.

suplicándole insistentemente: —Mi hija se está muriendo; pero si tú vienes y pones tus manos sobre ella, se salvará y vivirá.

Y, postrado rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba las gracias. Se trataba de un samaritano.

Jesús extendió su mano y lo tocó, diciendo: —Quiero, queda limpio. Y al instante le desapareció la lepra.

En caso de infección de la piel, observad minuciosamente todas las instrucciones que os den los sacerdotes levitas y seguid al pie de la letra todo lo que yo les he ordenado.

Puede, por tanto, salvar de forma definitiva a quienes por medio de él se acercan a Dios, pues está siempre vivo para interceder por ellos.

Respondió el interpelado: —Yo soy el jefe del ejército del Señor y acabo de llegar. Cayó Josué rostro en tierra, lo adoró y le preguntó: —¿Qué manda mi Señor a su siervo?




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