Y añadió: —Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.
Así que estaban desconcertados a causa de Jesús. Por eso les dijo: —Solo en su propia tierra y en su propia casa menosprecian a un profeta.
de manera que fueron muchos más los que creyeron en él por sus propias palabras.
El mismo Jesús había declarado que un profeta no es bien considerado en su propia patria.
—Soy judío —afirmó Pablo—; nací en Tarso de Cilicia, pero me he educado en esta ciudad. Mi maestro fue Gamaliel, quien me instruyó con esmero en la ley de nuestros antepasados. Siempre he mostrado un celo ardiente por Dios, igual que vosotros hoy.