El diablo, entonces, terminó de poner a prueba a Jesús y se alejó de él en espera de una ocasión más propicia.
El diablo se apartó entonces de Jesús, y llegaron los ángeles para servirle.
Jesús le contestó: —También está dicho: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
Jesús, lleno del poder del Espíritu Santo, regresó a Galilea. Su fama se extendió por toda aquella región.
Ya no hablaré mucho con vosotros, porque se acerca el que tiraniza a este mundo. Cierto que no tiene ningún poder sobre mí;
Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas.
Someteos, pues, a Dios y resistid al diablo, que no tendrá más remedio que huir.