Sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma.
El rey le dijo: —No tengas miedo. ¿Qué ves? La mujer le respondió: —Un espíritu que sale de la tierra.
—¡Estás loca! —le respondieron. Como ella insistía en que era cierto, comentaron: —Debe de ser su ángel.
El rico replicó: «No, padre Abrahán, solo si alguno de los que han muerto va a hablarles, se convertirán».
Pero Jesús les dijo: —¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior?