Nosotros teníamos la esperanza de que él iba a ser el libertador de Israel, pero ya han pasado tres días desde que sucedió todo esto.
Él liberará a Israel de todos sus pecados.
Pero vendrá como redentor a Sion, a los arrepentidos de la casa de Jacob —oráculo del Señor.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha venido a auxiliar y a dar la libertad a su pueblo!
Se presentó, pues, Ana en aquel mismo momento alabando a Dios y hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Los que lo acompañaban le preguntaron: —Señor, ¿vas a restablecer ahora el reino de Israel?
¿Es que quieres matarme también a mí, como hiciste ayer con el egipcio?».
Y cantaban a coro este cántico nuevo: —Digno eres de recibir el libro y romper sus sellos, porque has sido degollado y con tu sangre has adquirido para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación,