Pedro lo negó, diciendo: —Mujer, ni siquiera lo conozco.
Y, al contrario, si alguien me niega delante de los demás, yo también lo negaré a él delante de mi Padre que está en los cielos.
Pedro lo negó delante de todos, diciendo: —¡No sé de qué hablas!
Y, al contrario, si alguien me niega delante de los demás, también él será negado delante de los ángeles de Dios.
En esto llegó una criada que, viendo a Pedro junto al fuego, se quedó mirándolo fijamente y dijo: —Este también estaba con él.
Poco después lo vio otro, que dijo: —También tú eres uno de ellos. Pedro replicó: —No lo soy, amigo.
mientras Simón Pedro seguía allí de pie, calentándose. Alguien le preguntó: —¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre? Pedro lo negó diciendo: —No, no lo soy.
Pedro volvió a negarlo. Y en aquel momento cantó un gallo.
Por tanto, convertíos y volved a Dios, para que vuestros pecados os sean borrados.
Si, por el contrario, reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda iniquidad.