Con mis propios ojos he visto la salvación que nos envías
Espero tu salvación, Señor.
Señor, tu salvación espero, cumplo tus mandamientos;
Anhelo, Señor, tu salvación, tu ley constituye mi delicia.
Es muy poco que seas mi siervo para restaurar a las tribus de Jacob y reconducir al resto de Israel. Voy a hacerte luz de las naciones para que llegue mi salvación hasta el confín de la tierra.
El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios.
y que has preparado a la vista de todos los pueblos:
para que todo el mundo contemple la salvación que Dios envía!».
Sabed, pues —añadió Pablo—, que el mensaje salvador de Dios ha sido ofrecido a los no judíos; ellos sí que le prestarán atención. [