Y tomando al niño en brazos, alabó a Dios diciendo:
Alegraos en el Señor los justos, regocijaos, gritad de gozo los de corazón recto.
Y estrechaba a los niños entre sus brazos y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Luego puso un niño en medio de ellos y, tomándolo en brazos, les dijo:
Entonces dijo María: —Todo mi ser ensalza al Señor.
En aquel mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios,
¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha venido a auxiliar y a dar la libertad a su pueblo!
Los pastores se volvieron dando gloria a Dios y alabándolo por lo que habían visto y oído, pues todo había sucedido tal y como se les había anunciado.
Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al Templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que ordenaba la ley.
Ahora, Señor, ya puedo morir en paz, porque has cumplido tu promesa.
El informe dejó satisfechos a los israelitas que dieron gracias a Dios y no hablaron más de atacar y devastar el territorio habitado por los rubenitas y los gaditas.