Y todos cuantos escuchaban a los pastores se quedaban asombrados de lo que decían.
Yo y los hijos que me dio el Señor seremos signo y presagio en Israel; es cosa del Señor del universo, que habita en el monte Sion.
Al verlo, contaron todo lo que el ángel les había dicho acerca del niño.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas, meditándolas en lo íntimo de su corazón.
Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que Simeón decía acerca del niño.
Cuantos lo oían estaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.
Todos quedaron asombrados y se decían unos a otros: —¡Qué poderosa es la palabra de este hombre! ¡Con qué autoridad da órdenes a los espíritus impuros y estos salen!