Algunos fariseos que estaban entre la gente dijeron a Jesús: —¡Maestro, reprende a tus discípulos!
Señor, tu mano está alzada, pero no se fijan en ella. Que vean avergonzados tu celo por el pueblo, que un fuego devore a tus adversarios.
Entonces Herodes hizo llamar en secreto a los sabios para que le informaran con exactitud sobre el tiempo en que habían visto la estrella.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis a la gente la entrada en el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren entrar. [
Los jefes de los sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro,
En vista de ello, los fariseos comentaban entre sí: —Ya veis que no conseguimos nada; todo el mundo lo sigue.
Pues no dice en vano la Escritura: «Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros».