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Referencias Cruzadas

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Lucas 16:25

La Palabra (versión española)

Abrahán le contestó: «Amigo, recuerda que durante tu vida terrena recibiste muchos bienes, y que Lázaro, en cambio, solamente recibió males. Pues bien, ahora él goza aquí de consuelo y a ti te toca sufrir.

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25 Referencias Cruzadas  

Y eso que colmaba sus casas de bienes. ¡Lejos de mí el consejo de los malvados!

y tu mano, Señor, de los mortales! Su heredad está en esta vida; llena, pues, su vientre con tus bienes y que sacien a sus hijos y a sus pequeños dejen las sobras.

Piensan que sus casas son eternas, que son perpetuas sus moradas, que para siempre dominan las tierras.

La maldad surge de sus entrañas, la ambición desborda su corazón.

Recuerda Jerusalén días tristes de vida errante, cayendo en mano enemiga sin que nadie la ayudara. Los enemigos, al verla, se burlaban de su ruina.

Aquella misma noche, Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado.

y le dijeron: —Señor, nos hemos acordado de que aquel embaucador, cuando aún vivía, afirmó que iba a resucitar al tercer día.

Y si tu pie va a ser causa de que caigas en pecado, córtatelo. Porque más te vale entrar cojo en la vida eterna que con tus dos pies ser arrojado a la gehena, [

Y había también un pobre, llamado Lázaro, que, cubierto de llagas, estaba tendido a la puerta del rico.

Y sucedió que, estando el rico en el abismo, levantó los ojos en medio de los tormentos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su compañía.

Además, entre nosotros y vosotros se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a vosotros desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros».

En cambio, ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido el consuelo que os correspondía!

Os he dicho todo esto para que, unidos a mí, encontréis paz. En el mundo tendréis sufrimientos; pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo.

animando de paso a los creyentes y exhortándolos a permanecer firmes en la fe: «Para entrar en el reino de Dios —les advertían— nos es necesario pasar por muchos sufrimientos».

Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo.

Maldita serán tu canasta y maldita tu artesa.

Su paradero es la perdición; su dios, el vientre; su orgullo, aquello que debería avergonzarlos; su pensamiento, las cosas terrenas.

para que ninguno sucumba ante esas pruebas a las que, como sabéis, estamos destinados.

prefiriendo ser maltratado junto con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado.

No os encariñéis con este mundo ni con lo que hay en él, porque el amor al Padre y el amor al mundo son incompatibles.

Yo le respondí: —Mi Señor, tú eres quien lo sabe. Él me dijo: —Estos son los que han pasado por la gran persecución, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.




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