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Referencias Cruzadas

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Lucas 16:19

La Palabra (versión española)

Jesús prosiguió: —Había una vez un hombre rico que vestía de púrpura y finísimo lino, y que todos los días celebraba grandes fiestas.

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23 Referencias Cruzadas  

Mardoqueo salió del palacio real con vestiduras regias de color violeta y blanco, con una gran corona de oro y un manto de lino fino de color púrpura. En la ciudad de Susa se escucharon gritos de alegría,

El ingenio es corona de sabios; la insensatez, distintivo de necios.

Fabrica sus propias mantas y se viste con las telas más finas.

ropa de gasa y de seda, tocados y mantillas.

Ibas enjoyada de oro y plata, vestida de lino, seda y ropa recamada; te alimentabas de flor de harina, miel y aceite. Te hiciste sumamente hermosa, digna de ser una reina.

Este fue el pecado de tu hermana Sodoma y de sus ciudades: orgullo, hartura de pan y despreocupación; fue incapaz de echar una mano al pobre y al indigente.

hecha de lino recamado de Egipto, tu vela te servía de enseña; tu toldo, de púrpura y grana, era de las costas de Elisá.

le pusieron un manto de púrpura y una corona de espinas en la cabeza,

Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura, lo vistieron con su propia ropa y lo sacaron de allí para crucificarlo.

Pocos días después, el hijo menor reunió cuanto tenía y se marchó a un país lejano, donde lo despilfarró todo de mala manera.

Dijo también Jesús a los discípulos: —Un hombre rico tenía un administrador que fue acusado ante su amo de malversar sus bienes.

El que se separe de su mujer para casarse con otra, comete adulterio. Y también comete adulterio el que se case con una mujer separada.

Y había también un pobre, llamado Lázaro, que, cubierto de llagas, estaba tendido a la puerta del rico.

La mujer iba vestida de púrpura y grana, resplandeciente de oro, piedras preciosas y perlas. En su mano sostenía una copa de oro rebosante de acciones abominables, como sucio fruto de su lujuria.

exclamarán: ¡Desgraciada de ti, la gran ciudad, que en otro tiempo te vestías de lino, púrpura y grana, y te adornabas con oro, piedras preciosas y perlas!

Cuanto se procuró de lujos y placeres, dadle de tormentos y desdichas. Ved cómo alardea en su interior: «Ocupo un trono de reina; no soy viuda y jamás conoceré el dolor».

El peso de los anillos de oro que les había pedido fue de mil setecientos siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura de los reyes de Madián, ni los collares que pendían del cuello de sus camellos.




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