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Referencias Cruzadas

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Lucas 15:4

La Palabra (versión española)

—¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja en el campo las otras noventa y nueve y va en busca de la que se le había perdido?

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19 Referencias Cruzadas  

Ando errante como oveja descarriada; ven a buscar a tu siervo, que no olvido tus mandatos.

Todos íbamos errantes como ovejas, cada cual por su propio camino, y el Señor cargó sobre él las culpas de todos nosotros.

Por las ciudades de la montaña, de la Sefela y del Négueb, en el territorio de Benjamín, en las pedanías de Jerusalén y en las ciudades de Judá, todavía pasarán las ovejas junto al que las cuenta, dice el Señor.

Mi pueblo era un rebaño descarriado, lo habían extraviado mis pastores por los montes; recorría montañas y colinas, había olvidado su majada.

Buscaré a las ovejas perdidas y haré volver a las descarriadas; vendaré a las heridas y robusteceré a las débiles. Por lo que respecta a las robustas, las apacentaré como se debe.

Vosotros sois mi rebaño, las ovejas que apaciento, y yo soy vuestro Dios. —Oráculo del Señor Dios.

No habéis robustecido a las ovejas débiles, no habéis curado a las enfermas, no habéis vendado a las heridas, no habéis recuperado a las descarriadas, no habéis buscado a las perdidas, sino que las habéis dominado con dureza y violencia.

Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios—: Habéis abandonado a mi rebaño a merced del pillaje, hasta convertirlo, por falta de pasto, en presa de todas las fieras del campo; no os habéis preocupado de mi rebaño y os habéis apacentado a vosotros mismos, en lugar de apacentar a mi rebaño;

Jesús les contestó: —¿Quién de vosotros, si tiene una sola oveja y se le cae a un pozo en sábado, no irá a sacarla?

Pero el Señor le respondió: —¡Hipócritas! ¿Quién de vosotros no desata su buey o su asno del pesebre y los lleva a beber aunque sea sábado?

Jesús entonces les contó esta parábola:

En efecto, el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.

Por eso, tú, quienquiera que seas, no tienes excusa cuando te eriges en juez de los demás. Al juzgar a otro, tú mismo te condenas, pues te eriges en juez no siendo mejor que los otros.

Antes, en efecto, andabais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al que es pastor y guardián de vuestras vidas.




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