Y cuando sopla el viento del sur, decís que hará bochorno, y lo hace.
Tú, que te agobias debajo de la ropa cuando el solano aletarga la tierra,
diciendo: «A estos que solo han trabajado una hora, les pagas lo mismo que a nosotros, que hemos trabajado toda la jornada soportando el calor del día».
Cuando socorras a un necesitado, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha.