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Referencias Cruzadas

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Lucas 12:1

La Palabra (versión española)

Entre tanto, miles de personas se apiñaban alrededor de Jesús atropellándose unas a otras. Entonces, dirigiéndose en primer lugar a sus discípulos, Jesús dijo: —Cuidaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

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18 Referencias Cruzadas  

El rey había encargado la vigilancia de la entrada al capitán que era su brazo derecho, pero el gentío lo atropelló en la entrada y murió, como había predicho el profeta cuando el rey bajó a verlo.

el triunfo del malvado es pasajero, efímera la alegría del impío?

¿Qué esperanza le queda al impío cuando le arrebatan la existencia, cuando Dios lo despoja de su vida?

La mente del impío almacena cólera, cuando Dios lo encadena no pide socorro;

Temen los pecadores de Sion, un temblor paraliza a los impíos: «¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador? ¿Quién de nosotros habitará unas brasas eternas?».

¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros ocultos a la vista, sobre los que pisa la gente sin saberlo!

¡Hipócritas! Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sois capaces de interpretar el tiempo en que vivís?

En cierta ocasión estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret y la gente se apiñaba a su alrededor deseosa de escuchar la palabra de Dios.

La fama de Jesús se extendía cada vez más, y eran muchos los que acudían a escucharlo y a que los curase de sus enfermedades.

Jesús bajó con ellos del monte hasta un lugar llano. Los acompañaba también un gran número de discípulos y mucha gente procedente de todo el territorio judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón.

Ellos alabaron a Dios al oír esto, pero al mismo tiempo dijeron a Pablo: —Como ves, hermano, millares de judíos son ahora creyentes. Y todos siguen siendo fieles observantes de la ley.

Primero y ante todo, os transmití lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a lo anunciado en las Escrituras;

Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sion, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la multitud festiva de los ángeles,

En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es ante todo pura, pero también pacífica, indulgente, conciliadora, compasiva, fecunda, imparcial y sincera.

Renunciad, pues, a toda malicia, a todo engaño, hipocresía, envidia o maledicencia.




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