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Referencias Cruzadas

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Lucas 11:42

La Palabra (versión española)

¡Ay de vosotros, fariseos, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, pero no os preocupáis de mantener la justicia y el amor a Dios! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin descuidar lo otro.

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22 Referencias Cruzadas  

Los primogénitos de nuestras vacas y ovejas los traeríamos al Templo de nuestro Dios para los sacerdotes que ofician en el mismo.

Practicar la justicia y el derecho es para el Señor preferible al sacrificio.

Bueno es tener en cuenta las dos cosas, pues el que respeta a Dios de todo sale bien parado.

Se te ha hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser mortal: tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.

El Señor del universo os dice a vosotros, sacerdotes, que menospreciáis su nombre: El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está la reverencia que se me debe? Vosotros le respondéis: «¿En qué forma menospreciamos tu nombre?».

Vosotros habéis hastiado al Señor con vuestras palabras, y aún preguntáis: «¿En qué forma lo hemos hastiado?». Lo habéis hecho al afirmar que quien obra mal agrada y complace al Señor, y también al preguntar: «¿Dónde está el Dios que hace justicia?».

¿Acaso es justo que una persona defraude al Señor como vosotros me estáis defraudando? De nuevo replicáis: «¿En qué te hemos defraudado?». ¡En los diezmos y en las ofrendas!

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis a la gente la entrada en el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren entrar. [

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero no os preocupáis de lo más importante de la ley, que es la justicia, la misericordia y la fe! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin dejar de cumplir también lo otro.

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muertos y de podredumbre!

Ayuno dos veces por semana y pago al Templo la décima parte de todas mis ganancias».

Además, os conozco muy bien y sé que no amáis a Dios.

Quien dice: «Yo amo a Dios», pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano, a quien ve?

Samuel respondió: —¿Acaso el Señor valora más los holocaustos y sacrificios que la obediencia a su palabra? Mira, la obediencia vale más que el sacrificio y la docilidad más que la grasa de carneros.




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